COLUMNA MDZ: Los beneficios de la «siesta sagrada»
La siesta es una costumbre consistente en descansar un ratos, después de haber almorzado, ganado un corto sueño con el propósito de reunir fuerzas y energías para lo que queda del día.donde vas a poder analizar mucho más este tema.
No sé si les pasa a ustedes, Mujeres 5.0, pero cada día necesito más y más, un pequeño descanso (La llamada famosa siesta sagrada), para poder reunir energías y terminar el día en forma relajada, o por lo menos poder terminar el día. Para algunas personas es una pérdida de tiempo; para mí es un placer que se disfruta y que da fuerzas para culminar las tareas diarias. La famosa siesta (muy disfrutada en los pueblos, zonas rurales y ciudades del interior) siempre ha tenido amantes y detractores. Sin embargo, lejos de una costumbre holgazana ese descanso aporta importantes beneficios a la salud.
A través de los años se sigue comprobando que dormir unos minutos después del almuerzo podría ayudarnos a recuperar el sueño perdido y asegurarnos un ritmo de vida más sano. La gran noticia es que no se necesita hacerlo por dos o tres horas, sino que con media hora al día es suficiente para levantarnos renovadas.
Origen de la siesta:
El origen de la siesta se remonta a la Antigua Roma, cuando se dividía el día en 12 horas y el comienzo de las horas dependía de la luz y de la época del año. La palabra «siesta» proviene del latín «sexta», que hace referencia a la sexta hora del día. En este momento, los romanos solían descansar y dormir debido al calor del mediodía.
La siesta, es generalmente tomada después del almuerzo, dura alrededor de 20 a 30 minutos. La misma fue históricamente tomada durante las horas más populares del día por personas que trabajaban en la agricultura: hasta mediados del siglo XX, muchos españoles trabajaban en el trabajo agrícola donde la siesta era común. En España, se comienza a utilizar este término después de la Guerra Civil. En esa época, era normal que un trabajador tuviese más de un empleo, por eso, salían “corriendo” para su hora del al mediodía para comer y descansar de su empleo matutino, y de esta forma, poder rendir lo suficiente en el trabajo de tarde.
Como ya sabemos, momento en el día en donde podemos encontrar mayor somnolencia para dormir la siesta es después de comer, entre las 13 y las 17 horas. Es importante para lograr un buen descanso, encontrar un lugar cómodo, tranquilo, en lo posible sin ruido, y con poca luz. Seguramente me van a decir que están trabajando, o que no tienen un lugar para hacerlo, o que comen muy rápido y fuera de hora, etc.
En las grandes ciudades la siesta parece imposible, pero un artículo en la revista hablando de Madrid, titulada: “Una Ciudad Global que aún sabe disfrutar La Siesta” nos da una esperanza de que también podemos realizarla en cualquier lugar, ciudad, recoveco que encontremos, un sillón escondido dentro de la oficina en esa media hora después de comer.
La siesta, una musa inspiradora
Cómo será de importante, la siesta, que ha sido objeto de análisis e inspiración de grandes artistas, filósofos, novelistas y poetas han volcado su genio. Las mejores mentes han pensado sobre ella y la han integrado como parte de su obra. Thierry Pacquot, filósofo francés, escribe en El arte de la siesta que la decisión de dormir o no implica mucho más de lo que podemos pensar al primer vistazo. Para él, la siesta es una “reapropiación, por parte de uno mismo, de su propio tiempo. Es emancipadora, se revela como un tiempo verdaderamente libre… La siesta es un acto de resistencia, una toma de posición, una política”.
Y no nos olvidemos del cuadro de Van Gogh: llamado «La sieste», también conocido como «La Méridienne», y lo que contemplamos son dos campesinos durmiéndo al mediodía. También conocido como «La siesta después de Millet», se inspira en el cuadro de este otro artista, «Descanso al mediodía», que retrató a estos dos trabajadores descansando en mitad de su jornada.
Cabe mencionar al creativo Dalí, quien tenía un sistema de «siestas hipnopedagógicas», microsiestas que parecen tener una gran eficacia para que el pensamiento fluya mejor y se encienda la chispa de la creatividad.
¿Siestas largas o siestas cortas?
Vayamos a las diferencias inmediatamente: Las siestas prolongadas pueden provocar insomnio nocturno o «nercia del sueño», es esa sensación de no haberte despertado del todo, y estar pesado y de mal humor. Diferentes estudios de investigación revelan que las siestas largas pueden ser perjudiciales para nuestra salud: una siesta de más de 30 minutos está asociada con mayor riesgo de obesidad, síndrome metabólico y tensión arterial alta. No creo que sea tan así pero por las dudas no deberíamos
realizarlas con una duración mayor a una hora.
Pero todo lo contrario sucede con las cortas: parece que las siestas cortas, de unos diez a veinte minutos, pueden ser positivas para nuestro humor, relajación, memoria, estado de alerta y procesos cognitivos, hasta recuperación del descanso perdido. Además y como frutilla del postre, una hora de siesta mejora el aprendizaje. Para estas siestas cortas es importante el lugar en el que las hagamos, mucho mejor en el sofá que en la cama. Hará que sea un sueño menos prolongado.