COLUMNA MDZ: comenzando una nueva longevidad

Comprender lo que significa la longevidad no es fácil, y sobre todo, si se trata de la nuestra, es un fuerte ejercicio de introspección. La nueva columna de Daniela Rago de Mujeres 5.0 en MDZ.

Cada vez que nos hablan de la vejez, lo más probable es que lo veamos como algo lejano, lo asimilemos como problemas de salud, se nos vengan a la cabeza personas mayores pidiendo por su jubilación, y por qué no mirando hacia el final. Y que les digo que ya a los 50 y pico llegando a los 60 años aprox. uno está entrando lentamente a la nueva longevidad.

Primero susto terrible: ¿viejos a los 50 plus años? ¿longevidad es lo mismo que vejez? ¿Antes de que sigamos maquinando nuestro cerebro, pensemos que significa la palabra “longevidad”.

Longevidad: persistencia, perdurabilidad, durabilidad, perennidad, supervivencia, vejez, ancianidad.

La longevidad en relación a la salud se refiere a la cantidad de años que vivimos pero también a la calidad de vida durante esos años. No se trata de vivir más años sino de transitarlos de manera plena, activa, con proyectos, sin limitaciones físicas o cognitivas
significativas.

La longevidad en relación a la salud se refiere a la cantidad de años que vivimos pero también a la calidad de vida durante esos años.

Pero ¿a qué nos referimos cuando hablamos de “nueva longevidad”?

Cuando nos visualizamos en un futuro que es propio y al mismo tiempo incierto seguramente nos angustiaremos. Pero la buena noticia tiene que ver con que la nueva longevidad ubica en un único marco aspectos cuantitativos y cualitativos, lo cual crea un nuevo camino, un nuevo futuro: que las personas tengan la posibilidad de vivir este tiempo con otra intensidad, distintas y variadas motivaciones, proyectos, calidad de vida y bienestar. La nueva longevidad es ante nada una oportunidad y además una oportunidad única que tenemos como sociedad de imaginarnos longevos como nos ocurre hoy y ninguna otra generación ha tenido el privilegio de ver llegar cada vez más a los 100 años a nuestros abuelos y en acción, con proyectos y felices. Asistimos a un nuevo fenómeno que todavía no ha asimilado el nuevo milenio.

La construcción social que hemos vivido desde tiempos remotos sobre las personas mayores los ubica en una situación donde la vejez es tomada en cuenta como una miserable versión de la mediana edad. Una visión que se apoya en el rol pasivo y receptor de asistencia de los mayores. Personas que no son autónomas, creemos que no tienen proyectos, los vemos como un mero final. Y es ahí donde está nuestro: aprender a vivir la segunda mitad de nuestras vidas. Un proceso de construcción de la propia longevidad y por extensión, un cambio en la narrativa social. Libro: “La segunda mitad. Los 50+, vivir la nueva longevidad” Ed Penguin Random House de Diego Bernardini.

Hacia un nuevo paradigma.

El paradigma vigente de la vejez, del paso del tiempo como tal, no es sexy, tienen mala prensa, pero un marketing que los está descubriendo poco a poco. El viejo es el otro, no yo. La vejez carece de un momento propio en nuestra conciencia como existen en otros momentos o etapas del curso de vida, la vejez no tiene una etapa natural de construcción. Todos sabemos o hemos escuchado de las necesidades y derechos de los niños, de lo complejo y problemático que suele ser la adolescencia o de la crisis de la mediana edad, menopausia, andropausia. La niñez, la adolescencia y hasta la viudez se reconocen como etapas naturales de la vida. Pero atención: la nueva longevidad debe ser internalizada e incorporada a nuestra vida como una oportunidad con un gran futuro por delante.

A la nueva longevidad deberíamos analizarla e internalizarla como un nuevo paradigma que va más allá de la salud y el bienestar. Es una visión en 360 grados que posiciona a los que tenemos más de 50 en un rol preponderante, de fuerte protagonismo desde lo social, el consumo, marketing, producción, servicios, proyectos, dándole cada vez mayor importancia a la calidad de vida, salud y bienestar. Como ya sabemos las Mujeres 5.0 a los 50+ creemos, sentimos que llegamos a un momento bisagra que representa ni más ni menos que la llegada al medio siglo de vida. Numerito redondo y que invita a la reflexión. Los 5.0 suelen enfrentarnos con quienes somos, quienes creemos ser, si llegamos a ser y hacer lo que nos planteábamos de jóvenes. Y ni que hablar de lo que nos impone la sociedad con sus estereotipos y normas prestablecidas.

La nueva longevidad debe ser internalizada e incorporada a nuestra vida como una oportunidad con un gran futuro por delante.

A los 50 ya no somos jóvenes, pero tampoco personas mayores. Tenemos un camino recorrido una sabiduría bien ganada, familia construida, amigos, proyectos logrados y cuentas pendientes porque no. Lo que debemos tener en claro que en la nueva longevidad en un principio entramos las personas de 50, 60, 70, 80 y más. El futuro llegó y esto impone y nos obliga a una visión global de este nuevo fenómeno.

Hoy una Mujer 5.0 tiene el 50% de probabilidades de llegar a los 95 años.

Por lo cual hay que construir o darnos cuenta que se crean nuevas etapas con profundos cambios sociales e institucionales; cambios culturales que suelen demorar en analizar, reconocer asimilar, e internalizar. De hecho, nuestras instituciones aún se manejan en modelos demasiado rígidos, muchos de ellos de hace más de cien años, algo anticuado para las formas de vida de este siglo XXI.

Es importante que toda la sociedad pueda descubrir este nuevo paradigma y ser descubierto por toda la comunidad, desde los chicos en el colegio hasta en roles fundamentales en la gobernabilidad de la misma. Son el futuro, con fuerza, sabiduría, salud y una mayor capacidad para contemplar la realidad y la paciencia suficiente para entenderla.

En síntesis:

La nueva longevidad es una oportunidad única que tenemos en este siglo XXI. Ninguna otra generación previa en la evolución humana ha tenido el privilegio de poder imaginarse longevos como ocurre hoy en día. Sin embargo, la desventaja es que prácticamente toda nuestra sociedad aún piensa con marcos referenciales del siglo pasado. Principios y formas de gestionar de hace más de un siglo atrás, como la idea de un curso de vida rígido, la obligada jubilación laboral y de otras tan diversas como la sexualidad, o el abuelazgo como único rol familiar, con el concepto tan cerrado de que vejez significa enfermedad.


Hablar de longevidad no es nuevo. En el Senado romano la mayor parte de sus integrantes eran mayores, duplicaban la expectativa de vida del momento. Cuando el Quijote decidió emprender la marcha por los campos de Castilla La Mancha lo hizo con 50 años. Y su autor Miguel de Cervantes lo escribió a sus 56 años. Dos longevos para la época, autor y personaje. El creador de Coca- Cola tenía 56 años…

La nueva longevidad es una oportunidad única que tenemos en este siglo XXI.

Para finalizar:

Cada vez es más frecuente ver personas que a los 60 años deciden comenzar nuevas carreras universitarias o finalizar las que quedaron pendientes, personas que continúan trabajando, gestionando, cumpliendo sueños, creando roles positivos para la sociedad. “La nueva longevidad requiere amplitud mental, saber y entender sus oportunidades y desafíos. Es necesario verla dentro de la agenda social y personal. Necesitamos plantear en muchos países donde aún no se habla, temas como el fin de vida digno y la formación de recursos humanos, el reconocimiento a los cuidadores y su formación, la necesidad de esquemas de retiro flexibles, así como una protección social acorde en aquellos países donde no la hay, oportunidades para potenciar la  intergeneracionalidad, dejar de hablar de felicidad como una utopía aspiracional para buscar el bien-estar y entender que la salud es un capital que se cultiva desde los primeros años de escolarización formal. La nueva longevidad será el espacio donde  probablemente la mayoría de nosotros conviva, y como todo nuevo paradigma requiere de una perspectiva que nos permita entender que vivir más no solo son más oportunidades para cada uno de nosotros y para la sociedad, sino un motivo de celebración humana. ¡Bienvenidos!” de Diego Bernardini.

El mundo, las personas, las empresas e instituciones son testigos de un fenómeno sin precedentes: el incremento de la esperanza de vida.

Con avances en la medicina y una mayor conciencia sobre el cuidado de la salud, cada vez más personas están viviendo hasta edades avanzadas. Esta nueva longevidad no sólo presenta desafíos, sino también una serie de beneficios y oportunidades en términos de bienestar, solidaridad, desempeño general, toma de decisiones, creatividad y beneficios neurocognitivos.

Somos todos parte de esta forma de interactuar, pero además responsables de que todo fluya de la mejor manera. Hoy, nuestra edad no se mide cronológicamente, sino por todas aquellas cosas que nos mantienen vitales, interesados, concentrados, creativos y con ganas de superarnos.

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