¿Qué ocultamos con nuestras máscaras en el carnaval?

Por: Lic. Daniela Rago

¿Qué significado tenía la máscara para Jung?

La máscara ( más-cara ) es aquella ins- tancia psíquica que mediatiza entre el yo y el mundo social, facha- da exterior que muestra el sujeto, a través de la cual es reconoci- do por los otros.

Cada febrero, además de celebrarse San Valentín, tenemos lugar a una festividad cada vez más extendida en todo el mundo y en especial en nuestro querido Gualeguaychú y en toda la Argentina: los Carnavales. Durante varios días, las calles de todo el país se empapan de música, gritos de alegría, bailes, desfiles, máscaras y disfraces de todo tipo y color.

Pero, mejor, empecemos por el principio. El origen de Los Carnavales se remonta a hace 5000 de años, ya que existen evidencias de esta celebración en el pueblo sumerio. En ese entonces eran los Saturnales, una festividad romana celebrada en honor del Dios Saturno. La palabra carnaval proviene del latín “carnem levare” (quitar la carne), en España, por ejemplo, sería un “carne y vale” en referencia a un todo está permitido durante estos 4 días.

Jacob Burckhardt  (historiador suizo de arte y cultura en el 1800), apuesta a la idea de que el vocablo «carnaval» viene de la expresión “carrus navalis”, utilizada para designar una procesión de máscaras que termina con botar una nave de madera decorada con ofrendas florales en honor a la diosa Isis ( Diosa de los marinos ). Se realizaba todos los años a primeros de marzo como símbolo y apertura de la temporada de navegación. Esta celebración romana, quizás procedente de Egipto, formaba parte de las festividades de la Nave de Isis y habría quedado como resto de la antigüedad en el carnaval moderno.

Fue con el cristianismo que se extendió, logró más impulso y adoptó el nombre de carnaval. La motivación principal era el hecho de despedirse de comer carne y de llevar una vida desenfrenada durante el tiempo de cuaresma, por lo cual todo era válido: disfrazarse, enmascararse y permanecer en el anonimato. La lujuria daba rienda suelta, y el anonimato dejaba a todos en igual de condiciones.

Vayamos de lleno al tema de las “máscaras”, de enmascararse con permiso, de ocultarse como algo festivo, las máscaras nos interesan aquí por su encanto ante el anonimato y el misterioso aire que rodea al enmascarado. Quienes participan de las fiestas de Carnaval con máscaras, buscan esta transformación como válvula de escape a sus deseos escondidos y prohibidos. La máscara permite la puesta en escena de una gran creatividad y de la fantasía de cada uno. Cambiar esa máscara que llevamos puesta todo el año por una más acorde con nosotros mismos”.

Entonces, podríamos decir que “Las máscaras” representan los vicios, deseos, y los instintos más bajos de los hombres. La palabra disfraz procede de la voz freza= huella, pista y la partícula negativa dis = borrar, quitar, es decir: “Borrar las huellas”. Con el uso de las máscaras y disfraces, las clases sociales comenzaron a mezclarse para estas festividades. Ricos y pobres sin distinción.

Es sabido, y ¿quién no los ha visto, aunque sea en fotos?, que Italia es la cuna del disfraz en carnaval y en donde logró mayor importancia, en especial en Venecia. Eso sí, un tema es el disfraz y otra el arte de disfrazarse. Es aquí donde entra el sentido mágico de la fiesta. La disimulación, el engaño, la burla, el no ser de cada uno, el descanso por un rato de nuestra cotidiana humanidad, el ser auténtico de cada uno.